lunes, 28 de febrero de 2011

LOS LIBROS AYUDAN A ROMPER FRONTERAS A LOS NIÑOS SAHARAUIS.

La iniciativa "Apadrina un libro para el nido" facilita un derecho universal de un menor.

N. S. Palma Aparicio González ha visitado recientemente Zamora para dar a conocer el proyecto Bubisher, una iniciativa encaminada a llevar libros a los campos de refugiados de saharauis situados en Argelia y que en breve abrirá una biblioteca.


-¿Cómo conoció la existencia del proyecto Bubisher que usted ahora coordina?


-Yo soy amiga de dos escritores de literatura infantil y juvenil que son Ricardo Gómez y Gonzalo Moure y conocí el proyecto por ellos. Desde que nació lo he seguido con interés y hubo un momento en el que sentí que tenía formar parte de él. Me hizo dar el paso lo bonito que era llevar libros a los campos de refugiados. No era un proyecto que pretendiera ir a enseñar el español, sino que su objetivo era proponer la lectura de cuentos. La lectura es un derecho universal, especialmente para los niños. Me pareció que era una iniciativa por la que apostar. El logo de nuestra asociación es el bubisher, el único pájaro que ven en los campamentos y nuestra labor es también un poco un rayo de esperanza.


- Y, ¿cómo surgió el proyecto?


-Nació en la mente de estos soñadores a raíz de un encuentro con alumnos que mantuvo Gonzalo Moure en un colegio en Marín hace ocho años. En la actividad estaban hablando del Sáhara y la situación de los campamentos de refugiados y uno de los escolares propuso el llevarles libros y otro añadió que se llevara un autobús. Se comenzó a madurar la idea para conseguir llevar textos y un autobús donde transportarlos y tras tocar a todas las puertas sin éxito, porque a nivel oficial no hemos tenido muchas ayudas, llegó un momento que en el que la ayuda nos la brindaron desde el Gobierno vasco. Resulta curioso que la administración vasca nos regalara un vehículo para difundir la lectura en lengua castellana. A principios de diciembre de 2008 el transporte ya estaba en Argelia con un fondo compuesto por unos 1.500 libros, con publicaciones seleccionadas por dos profesoras aragonesas.


-¿La iniciativa cuenta con el respaldo de algún colectivo en los campos de refugiados?


-Inicialmente contactamos con el Ministerio de Cultura y de Educación y con las autoridades saharauis y el camión comenzó a rodar por los campamentos a modo de presentación. La acogida fue magnífica. Era increíble cómo miraban los libros, cómo cuando les leían o les narraban una historia se volvían locos de alegría, cosas que en España no suceden. Nos dimos cuenta de que era una iniciativa que teníamos que ampliar y hacer algo de más calado. Por ello decidimos ir a Smara, el campamento más grande con una población de más de 40.000 habitantes de los cuales alrededor de 4.000 son niños, y poner las bases para extendernos al resto de núcleos.


-¿Qué labor están realizando en Smara?


-Hay monitores y voluntarios saharauis trabajando para el proyecto. Por las mañanas los voluntarios españoles van con maestros de español a las aulas para leer cuentos. Hemos planificado un programa compuesto por actividades muy concretas que guardan relación con los temas que abordan en las clases. Por las tardes, funcionamos como una biblioteca normal. Abrimos el camión y hacemos actividades de animación a la lectura, canciones, malabares?. En estos momentos hay dos personas y uno de ellos es mago y presenta un espectáculo, tras la lectura de un libro relacionado con su arte. En estos tres años han ido más de un centenar de voluntarios. Además también hemos puesto en marcha talleres con grupos de mujeres donde trabajamos todos aquellos aspectos que nos piden.


-¿Cómo nace la necesidad de construir una biblioteca?


-El año pasado paseando por Smara vimos que teníamos cubierta las necesidades de la población infantil entre las actividades matutinas en las escuelas y el bibliobús por las tardes, pero no las de los jóvenes que ya no estudian y de los adultos que están en los campamentos. Esta población nos dimos cuenta de que no tiene muchas propuestas, por lo que pensamos que era necesario crear un espacio donde pudieran leer, ver una película o ir a realizar actividades interculturales. Comenzamos a perfilar la idea de una biblioteca y a trabajar con el objetivo de conseguir financiación para ejecutarla, que es lo más laborioso. El único respaldo público con el que contamos es del Ayuntamiento de Fraga, en Aragón. Además, hemos contado con el apoyo de cuatro librerías que se denominan a sí mismas librerías con huella, grandes comercios que hicieron una campaña y nos dieron 10.000 euros para conseguir la biblioteca que esperamos que abra sus puertas durante el mes de abril. En estos momentos están trabajando en la construcción un jefe de obra, que luego será el coordinador del centro, un hombre saharaui. Junto al jefe de obra hemos empleado a varias personas en la construcción y a carpinteros para hacer las estanterías. Hasta ahora estaban trabajando en el Bubisher cinco saharauis. Ante todo queremos que sea un proyecto saharaui con financiación española que se pueda extender a otros campamentos.


-Alude al deseo de expandir el proyecto a otros campos de refugiados, ¿cómo lo han planteado?


-El problema que tenemos es la financiación porque ya contamos con la estructura montada en Smara y los libros seleccionados. Necesitamos comprar un vehículo, otro bubisher, para irnos al campamento de refugiados de Auserd. El nuevo transporte no se movería de este nuevo campamento porque las condiciones del terreno no son las mejores, por lo que el bubisher de Smara se dedicaría a trabajar en los barrios donde hay siete clubes de lectura.


-Siete grupos de lectura supone un gran seguimiento.


-Los libros rompen fronteras porque son niños que están muy aislados. Siempre tenemos un centro de interés, el año pasado era el mar. Para estos niños que viven en el desierto leer lo que es una caracola o una ola es una ventana al mundo. También es fascinante para nosotros y los voluntarios porque es un intercambio cultural increíble. Los niños aprenden mucho español, aprenden canciones e se interrelaciona con personas de otros lugares.


-¿Cómo surge la campaña de apadrinar un libro para el nido?


-Nosotros hacemos campañas para conseguir financiación y distintas iniciativas para darnos a conocer. Una de ellas es una muestra itinerante que estamos llevando por toda las bibliotecas de España que podemos. Al conocer esta iniciativa Lucía Domínguez, que trabaja en la Biblioteca Pública del Estado de Zamora, se puso en contacto con nosotros con el deseo de que la muestra pudiera darse a conocer en Zamora, pero, por problemas de fecha, no pudo ser. Sin embargo Olga Hernández y Lucía Domínguez han apostado por colaborar de otra manera. Han ideado y puesto en marcha esta campaña de apadrinamiento de un libro, una propuesta excelente que posibilitará que la población de Smara disponga de esos libros en la biblioteca, lo que es fantástico. Queremos apoyar a toda la población por lo que vamos tienen el castellano como un derecho que no quieren perder y lo que queremos hacer en la biblioteca es llevar libros de todas las materias, desde diccionarios, libros de consulta, novelas, cuentos, revistas..., todo lo que hay en un biblioteca con la finalidad de que quien quiera leer en español lo pueda hacer.


León


Licenciada en Filología Hispánica, ejerce como profesora de Lengua y Literatura en el instituto Rey Pelayo de Cangas de Onís. Lleva tantos años residiendo en el Principado que se considera «ya una asturiana de adopción», comenta entre risas. Madre de una chica de 20 años que también es voluntaria del proyecto y que ahora está estudiando en Argentina. Desde hace varios años colabora con el proyecto Bubisher, iniciativa que ahora coordina y que ha venido a presentar a Zamora, ya que de dos zamoranas han puesto en marcha una campaña de apadrinamiento de libros para dotar de libros la biblioteca pública de Smara que su colectivo está construyendo en ese campamento de refugiados.


-Quien quiera ir de voluntario al campo de refugiados o bien colaborar activamente con el proyecto Bubisher, ¿debe de cumplir algún perfil o requisito en concreto?


-No, ante todo tiene que creer en el proyecto y tener querer a leer a los campos de refugiados. No son vacaciones solidarias, el concepto es un programa de lectura para niños y quien tenga el deseo de conocer los campamentos y saber cómo viven y participar en estas actividades. No hay que ser docente, ni tener relación con la enseñanza, ni tener una edad determina. Lo único que hay que tener es ganar de trabajar y que a uno le guste el contacto con los niños. Contamos con alrededor de 40 socios y un centenar de colaboradores porque la gente es muy solidaria con los refugiados saharauis


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