lunes, 18 de abril de 2011

Los niños que quieren oír muchas veces el mismo cuento aprenden más deprisa


De algún modo, Los niños parecen refocilarse escuchando justo lo que esperan escuchar. Por eso no dejan de reclamar que les leamos la misma historia una y otra vez. Y es anatema cambiar algún detalle del cuento: enseguida el niño nos reprimirá nuestra creatividad. Por supuesto, para los padres es un poco agotado leer siempre las mismas aventuras del osito que se fue al parque de atracciones, pero los niños, sin embargo, extraen unas importantes enseñanzas de esta reiteración.
Al menos si atendemos a un estudio de la Universidad británica de Sussex, dirigido por la psicóloga Jessica Horst, que fue publicada en la revista Frontiers in Psychology. Según el estudio, es esta repetición lo que acelera la adquisición del vocabulario del niño.
El experimento de la doctora Horst consistió en exponer a dos grupos de niños de 3 años al aprendizaje de dos palabras nuevas. Cada una de ellas era una palabra inventada para designar un objeto desconocido, como por ejemplo “sprock“ para referirse a un artículo manual empleado para mezclar comida.
Durante el plazo de siete días, uno de los grupos escuchó tres historias diferentes con estas palabras, mientras que el otro grupo escucho una única historia con las mismas palabras nuevas. Transcurrido ese periodo, se constató que los niños a los se había contado solo un cuento recordaban mejor las nuevas palabras que los niños a los que se había contado tres historias diferentes.
Señala Horst:
Sabemos que cuanto mayor es el número de libros que se tienen en casa, mejores son los resultados académicos de los niños, pero lo que no habíamos comprendido es cómo ocurre ese aprendizaje. (...) Lo que esta investigación sugiere es que lo importante no es el número de libros, sino la repetición de cada uno de ellos, porque es lo que propicia un mayor aprendizaje. (...) La primera vez puede ser sólo la comprensión de la historia, la segunda la percepción de los detalles y la descripción, y así progresivamente. Y si la nueva palabra se introduce en una variedad de contextos, como ocurrió con aquellos a los que se les leyeron tres cuentos diferentes, lo más probable es que los niños no logren concentrarse tanto en la palabra nueva.
En otras palabras, los niños no necesitan de grandes bibliotecas de libros distintos: se benefician de una exposición repetida a los que tengan.

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