jueves, 26 de mayo de 2011

GLOG: EL TEATRO.

Os invito a que veaís mi glog. Un glog realizado por mi y mi compañera Irene, donde os mostramos un poco de Teatro . La dirección del glog es : 

http://irenecris.glogster.com/el-teatro/


lunes, 16 de mayo de 2011

¿CÓMO ENSEÑAR LITERATURA ?


Para lograr una buena enseñanza de la literatura en el aula, es necesario proponer a los estudiantes una lectura libre de textos que se caractericen por tener un tema que sea de interés para cada uno de ellos, es decir dar la oportunidad a los aprendices de escoger la obra sin necesidad de que el profesor imponga un texto en especifico; de esta forma se logra una mayor motivación y afecto hacia la lectura por parte del estudiante, una vez terminado el proceso de la lectura personal del texto debe pasar a una segunda fase de lectura comentada, es decir cada alumno debe relatar en el aula los siguientes aspectos: la temática que maneja la obra, su experiencia al momento de realizar la lectura y finalmente pasar a la fase tercera donde el y sus compañeros evalúan las enseñanzas o las ideas que quiere transmitir la lectura, bien sea de manera oral o mediante un texto escrito de retroalimentación del texto inicial.
En consecuencia, es importante fijar el objetivo principal de la literatura como principal herramienta para desarrollar las capacidades comunicativas necesarias para una adecuada interacción social y para la formación integral de los estudiantes. En este orden las obras literarias sirven para complementar la formación lingüística. Además promueven el uso adecuado de la lengua y  brindan la oportunidad al estudiante para que pueda tomar una actitud crítica frente a los mensajes provenientes de diferentes fuentes, como los medios de comunicación, para que el mismo sea capaz de analizar la información y determinar si es o no efectiva para su proceso de aprendizaje.

FÁBULA: LA LIEBRE Y LA TORTUGA

Todos los animales estaban reunidos a lo largo del camino que orillaba el bosque. Porque era el día de la gran carrera entre la liebre y la tortuga. La ágil liebre se había burlado de la lenta y pesada tortuga y la había desafiado a una carrera. Nadie tenía dudas acerca de quién iba a ganar, pero todos pensaban que resultaría divertido observar el paso de ambos competidores.
Junto al puente que cruzaba el arroyo, la liebre y la tortuga se dieron la pata y partieron, tan pronto como el negro cuervo, que era el árbitro, lanzó un agudo graznido, como señal. La tortuga avanzó trabajosamente, tambaleándose sobre sus cuatro regordetas patas. La liebre saltaba con excitación a su alrededor, deteniéndose cada pocos metros para husmear y mordisquear los tiernos brotes que crecían junto al camino.
Finalmente, para mostrar su despreocupación y el desprecio que le inspiraba su adversario, la liebre se tendió a descansar sobre un lecho de tréboles. La tortuga, entre tanto, seguía avanzando trabajosamente, centímetro tras centímetro.
-¡La carrera ha empezado! -advirtió la cabra, desde un lado del camino.
Pero la liebre respondió con impaciencia:
-¡Ya lo sé, ya lo sé! Pero la tortuga no podrá llegar antes del mediodía al gran olmo que está en el otro extremo del bosque.
En esta confianza, se instaló a sus anchas y se quedó profundamente dormida.
Mientras la tortuga avanzaba con lentitud, los mirones se sintieron cada vez más excitados, ya que la liebre dormía aún. Cada uno de sus diminutos pasos acercaba más a la tortuga al olmo, que era la meta señalada. Avanzaba lenta y pesadamente, mientras todos los pescuezos se tendían para observar a la liebre ... , que dormía confiadamente su siesta, encogida como una pequeña bola parda.
Después de un lapso que pareció interminable, la tortuga estiró su largo pescuezo y escudriñó el camino que tenía delante. Allí, a pocos pasos de distancia, se veía la imponente mole del gran olmo al que debía llegar. La tortuga estaba exhausta por haber llegado tan lejos a su máxima velocidad, pero cobró fuerzas para una arremetida final.
¡Y en ese preciso instante, la liebre despertó! Al ver que la tortuga estaba casi junto al punto de llegada, se levantó de un salto y echó a correr por el camino, a grandes brincos. Apenas parecía una franja parda.
¡Los pájaros empezaron a chillar! El gran león abrió sus quijadas y bramó. Los demás espectadores gritaban, bailoteaban y saltaban frenéticamente de aquí para allá. Nunca habían imaginado que la carrera pudiera llegar a tal estado. Con sonoro clamoreo, incitaron a la lenta tortuga a avanzar, porque sólo le faltaba medio metro, poco más o menos, y la liebre se acercaba a toda velocidad. ¡Cuando faltaban cinco centímetros, la pobre tortuga tenía a la liebre casi a su lado!
Pero lo mismo hubiera sido si su veloz competidor hubiese estado a un kilómetro de allí. Con una gran embestida, la tortuga estiró el largo pescuezo y tocó la corteza del olmo un momento justo antes de que la liebre, jadeante, la alcanzara.
¡Había ganado la carrera!
Los espectadores aplaudieron con entusiasmo. Y palmearon a la tortuga en su ancha y lisa concha.
-Esa liebre siempre estuvo demasiado segura de sí misma -dijo el búho al águila-. Desde ahora, tendrá que comprender que no siempre es el más veloz quien gana la carrera.

¿QUÉ ES UNA FÁBULA?


Una fábula es un relato breve de ficción, protagonizado por animales que hablan y escrito en prosa o verso con una intención didáctica de carácter ético y universal formulada la mayor parte de las veces al final, en la parte denominada moraleja, más raramente al principio o eliminada ya que puede sobreentenderse o se encuentra implícita.
Orígenes
Al nordeste del Mediterráneo se halla Grecia. Como la gran mano de un esqueleto, tiende sus ganchudos dedos hacia el mar. Su línea costera culebrea, va y viene, y el mar forma innumerables golfos, bahías y caletas. La tierra se ha convertido allí en un laberinto de montañas y apacibles valles.
Hoy, Grecia es un pequeño país dentro de la gran familia de las naciones. Pero, hace siglos, antes de la era cristiana, era una gran potencia, rebosante de vida, industria, comercio y erudición. Cada pequeña ciudad, en su valle, tenía su gobierno, y era un Estado independiente. Pero todas compartían la gloria de Grecia. Porque Grecia era centro de la cultura y la civilización, y de su suelo surgieron muchos hombres célebres.
El más sabio narrrador de cuentos
Entre esos grandes hombres, de los cuales se habla aún con veneración, figura Esopo, el esclavo, cuya serena sabiduría se refleja en las deliciosas fábulas que contó. No se sabe casi nada sobre él. Se cree que murió unos 550 años antes de C.; pero se tiene la seguridad de que nació esclavo y de que su amo lo manumitió finalmente.
Porque Esopo era más sabio y discreto que la mayoría de la gente, hasta el extremo de que su amo le dio buenos maestros y lo puso en condiciones de tratar a los grandes hombres de su tiempo. Adondequiera iba Esopo —de corte en corte, entre todos los pequeños estados de Grecia—, buscaban su consejo y lo escuchaban con respeto. Y, tal vez, cuando lo daba, lo bacía más comprensible y eficaz con una de sus célebres fábulas —o cuentos morales— que ahora llevan su nombre.
Como era sabio, Esopo leía en el corazón de los hombres y adivinaba sus dolores y locuras. Y como sabía también que la gente no gusta de predicaciones, presentaba sus lecciones de manera indirecta y bajo la forma de anécdotas breves, en las que muchos de los actores eran los animales que todos conocían. En esos cuentos puso parte de la sabiduría que había recogido en sus años de paciente esclavitud y en las cortes de los reyes. Los infortunios que sufrían sus animales parlantes eran los mismos que habían hecho sufrir a sus orgullosos y atolondrados amigos. Y son los mismos que hoy aquejan al género humano.
Pasaron, en relatos verbales, de padre a hijo, durante varios siglos y, aunque en la Edad Media se transcribieron muchos de ellos, no se hizo una recopilación completa de los mismos hasta el siglo XV. Los mismos temas y otros nuevos contaron Pedro (siglo I), Jean de La Fontaine (1621-1695), y en verso castellano Tomás de Iriarte (1750-1791), y Félix María Samaniego (1745-1801).

CINCO NOTICIAS SOBRE CIENCIA Y LITERATURA .

Para celebrar el Día del Libro recopilamos cinco noticias publicadas en MUY Interesante sobre ciencia y literatura.
Los felices leen, los infelices ven la televisión
Las actividades que realizamos en nuestro tiempo libre pueden ser un indicador de nuestro nivel de felicidad o desdicha, según un nuevo estudio realizado por sociólogos de la Universidad de Maryland. Analizando datos recopilados a lo largo de los últimos 30 años, los investigadores han llegado a la conclusión de que las personas que no son felices pasan más tiempo viendo la televisión, mientras que las personas que se describen a sí mismas como felices dedican más tiempo a leer y a socializarse.


La literatura nos hace evolucionar
¿Se pueden aplicar las teorías de Darwin sobre la evolución a la literatura? En un estudio publicado en la revista Evolutionary Psychology, los investigadores estadounidenses Jonathan Gottschall y Joseph Carroll demostraron que sí.
¿Por qué Cervantes llamó Don Quijote a su hidalgo?
¿Qué significa el nombre de Don Quijote y por qué lo escogió Cervantes para el protagonista de su más famosa novela? Un nuevo estudio realizado por un investigador de la Universidad Central de Washington apunta nada menos que a Homero como origen del nombre del ingenioso hidalgo.
¿Qué tal comía Oliver Twist?
Pediatras y nutricionistas del Hospital General Northampton (Reino Unido), en colaboración con investigadores del Centro de Historia de la Medicina de Birminghan, han comparado la dieta que tomaba Oliver Twist, el famoso huérfano que dio nombre a una de las novelas más populares de Charles Dickens, con la que figura en otros documentos de la Inglaterra victoriana en la que se desarrolla la historia.
Astronomía en La Odisea
Un físico y un astrónomo sitúan cronológicamente los relatos descritos por el poeta griego Homero en La Odisea gracias a un eclipse total de sol citado en el texto.

miércoles, 11 de mayo de 2011

ANA MARÍA MATUTE AFIRMA QUE "LA LITERATURA HA SIDO UN REFUGIO TOTAL Y ABSOLUTO"

La literatura ha sido siempre un "refugio total y absoluto" para la escritora española y Premio Cervantes 2010 Ana María Matute, quien desde que comenzó a escribir a los cinco años ha entregado ocho décadas de su vida a contar historias.

"Siempre que me ha ocurrido algo grave, que me ha marcado, la literatura ha sido para mí un refugio, una panacea. Y sigue siéndolo", dijo ayer en una entrevista con Efe la escritora durante su visita a Nueva York para participar en la segunda parte del Festival de la Palabra de Puerto Rico, que se celebra esta semana en la Gran Manzana.

Siendo una niña de once años que se sentía diferente a las demás -"a mí no me gustaban las muñecas", recuerda-, Matute encontró su mejor diversión en componer una revista, "que era para morirse de risa", escrita sobre "ese papel de guerra en el que no podías escribir con tinta porque se emborronaba" y en la que incluía tiras cómicas, historias y hasta crítica de cine.


La tercera mujer en recibir el premio más prestigioso de la literatura en español recuerda cómo bajo la luz de una linterna relataba a sus hermanos cada noche los capítulos de lo que ella considera su "primera novela", llamada "Juanito" y ambientada en la Revolución Francesa.

En las palabras encontró Matute un refugio y por ello a veces se sentía distinta, siempre rodeada de hombres. "A mí solamente me gustaba hacer amistad con gente del mundo de las letras, o con gente lectora, pero entonces las chicas ni leían, ni escribían, ni vivían, ni bebían, y yo lo hacía todo", dice.


A pesar de que el mundo editorial, al que llegó a los 17 años con un pequeño cuaderno escrito a mano bajo el brazo, estaba dominado por los hombres, Matute fue "de las pocas que tuvo bastante suerte".

"Me han tratado bien los hombres en este aspecto,... En el otro ha habido de todo", explica entre risas esta barcelonesa, nacida el 26 de julio de 1925 y que a los 11 años vivió el estallido de una guerra civil en España que marcó para siempre su vida y su obra.

Matute, también la tercera mujer en ocupar un puesto en la Real Academia de la Lengua, recuerda que vivió "con un pavor espantoso" aquella época e incluso hoy en día reconoce tener miedo a los fuegos artificiales y a los cohetes, que le recuerdan a los bombardeos.

La catalana, que nunca olvidará el primer hombre asesinado que vio, también a los 11 años, vivió igualmente una difícil posguerra española en la que el dinero escaseaba, más aún cuando la censura le impedía la publicación de algunos de sus libros, como le ocurrió con "Luciérnagas".

"Era terrible, como escritor cuidas hasta dónde poner una coma, y ellos llegaban, te lo dejaban sin hilación y ni siquiera te avisaban", recuerda la autora de "Olvidado Rey Gudú" (1996).

Algo parecido le pasó con "Los niños tontos" (1956), un libro que la censura calificó de "inmoral", algo que la escritora recuerda con humor: "¡Me llamaban inmoral. A la Matute, inmoral! ¡Qué risa!".

Quien a pesar de haber pasado miedo durante la posguerra y la dictadura española luchó por seguir en el mundo de la literatura asegura no haberse "desanimado nunca" de escribir, algo que no ha podido dejar de hacer hasta hoy.

El mes pasado la novelista y cuentista recibió el Premio Cervantes 2010, que se une a una larga lista de reconocimientos entre los que se encuentran el Premio Planeta (1954), el Nacional de Literatura (1959), el Nadal (1959) y el Príncipe de Asturias de las Letras (2010), un premio qu recibió con "absoluta felicidad".

"Todo el mundo se acuerda de que grité '¡soy feliz!', pero soy más pudorosa para mostrar las penas, a veces las he expresado a través de mi literatura sin querer, porque nunca escribo nada personal, menos en 'Paraíso inhabitado' (2010) donde sí aparece una niña que tiene cosas de mi vida", explica la escritora.

La llamada "dama blanca de las letras" continúa escribiendo a sus 85 años y participando activamente en actos literarios como el Festival de la Palabra de Puerto Rico, donde durante la semana pasada vio cómo "el pueblo portorriqueño respondió casi masivamente y daba gozo dar una charla en una plaza llena, con un interés tremendo".

Desde la isla caribeña Matute viajó el lunes a la Gran Manzana, donde hoy charlará con el escritor y director del Instituto Cervantes de Nueva York, Eduardo Lago, sobre el papel de la imaginación como territorio de encuentro entre las más diferentes culturas, porque "la literatura da a conocer al otro, a civilizaciones enteras", explicó.

"ACERCA DE LA LITERATURA PARA NIÑOS "

Nos referiremos básicamente a las tres maneras por medio de las cuales los cuentos les pueden llegar, exponiendo unas síntesis de las pautas que han de decidir la elección en favor de una u otra, según la edad de los pequeños, el texto que se escoja, el tiempo que se disponga para realizar la experiencia literaria, etc. Esas tres maneras son:

1. Narración oral efectuada por un adulto.
2. Lectura en voz alta hecha por un adulto.
3. Lectura directa, individual y silenciosa realizada por el propio niño para si mismo.

A los mas chiquitos les encanta que les narren cuentos. Sin embargo, no ha de caerse en el error de suponer que la narración tiene como únicos destinatarios a los preescolares, por el solo hecho que ellos no saben aun leer. No es una técnica exclusivamente limitada al jardín de infantes. Por el contrario. Correctamente llevada a cabo, la narración es -por lo general- una cautivante experiencia para todas las edades.
De todos modos, cierto es que la iniciación a la literatura se produce siempre por esta vía y que -tal como ayudamos a los niños a descubrir el mundo- debemos ayudarlos a descubrir también el placer de escuchar cuentos. La innata predisposición infantil en este sentido se encuentra amenazada en nuestra época debido al casi permanente contacto que los niños tienen -desde su mas temprana edad- con ciertos medios de comunicación de masa, entre los cuales destacamos con preponderancia uno: la televisión. Instalada en muchos hogares como una especie de niñera mecánica a la que basta apretar unos botones para que seduzca a los pequeños con su magnetismo de imagen y sonido. A la televisión se le ha delegado la misión de acompañarlos y entretenerlos para lograr de este modo, algo muy difícil dada la índole naturalmente inquieta de los pequeños receptores: que permanezcan inmóviles, en un estado semi hipnotico, permitiendo así al resto de la familia atender a sus intereses con la certeza de que los chicos no han de perturbarlos durante un buen rato.
Reconocemos -por ende- que no es sencillo crear el clima propicio para narrarles o leerles en voz alta un cuento. Además los niños no se convierten automáticamente en buenos oyentes. Es breve el tiempo de atención que pueden prestar, pero debemos considerar que tampoco es largo el que le requieren los programas de televisión, interrumpidos constantemente por los avisos comerciales. No obstante, este tiempo de atención puede prolongarse debido a que se apela a otros recursos para mantener despierto el interés, como por ejemplo la difusión casi continua de música, mucha acción física, etc.
En el momento en que ingresan en el jardín de infantes, la mayoría de los niños necesita aprender a escuchar la palabra hablada, la voz desnuda de quien intente narrarles un cuento sin la asistencia de ninguno de los recursos antes citados.
Se deberá tener muy en cuenta que la voz clama de los libros ha de tomar un tiempo antes de ser real y efectivamente escuchada por esos oídos habituados al ruido de los medios modernos. Para lograr esto, aparte de la habilidad que se posea para seleccionar y presentar los textos oralmente (muy breves al principio y paulatinamente mas extensos), aparte de la capacidad para crear el clima adecuado previo a la narración o lectura en voz alta y del entusiasmo que se siente por establecer este tipo de comunicación con los pequeños ha de partirse de la premisa de no convertir este momento intimo en una ocasión mas para "enseñar". Es hora de que padres y maestros comprendan que la literatura infantil debe ser disfrutable por si misma.
Además, reconozcamos que nadie escucha realmente cuando se aburre: de esta apreciación no estamos eximidos los adultos.
Acaso parezca aventurado afirmar que un buen narrador puede ser uno de los mas efectivos medios audiovisuales con que contamos, pero mi propia experiencia me lo ratifica diariamente.
Pero... ¿Cuando y donde narrarles o leerles cuentos a los chicos? El asunto varia ya se trate de hacerlo en el hogar o en la escuela. Sin embargo, los momentos mas apropiados pueden presentarse espontáneamente, casi en cualquier circunstancia, porque los mejores momentos para la literatura -tal como los de la vida- aparecen a menudo en forma inesperada, y acaso por ello sean doblemente gratificantes.
Son incontables las oportunidades adecuadas para tal fin, pero depende fundamentalmente de las ganas de los adultos el saber percibirlas y aprovecharlas en bien de sus niños.
Es esencial saber que se dispone de un lapso suficiente, para que la narración o la lectura no se vean inoportunamente interrumpidas.
De los cinco minutos iniciales que por lo habitual se destinan para tal fin con los mas pequeñitos, se pasara gradualmente a diez y quince, con cuentos mas extensos a medida que el tiempo de atención de los preescolares así lo permita, en tanto que media hora puede ser un periodo ideal para los primeros grados.
Ciertos cuentos se prestan mucho mas que otros para ser narrados. En líneas generales, son muy adecuados para tal fin los de origen popular, cuentos que han
llegado a nosotros transmitidos precisamente por vía oral, de generación en generación, y que basta por lo corriente una sola lectura atenta para poder recordarlos sin inconvenientes.
Su estructura lineal, de estilo directo exento de descripciones que retardan la acción, con abundancia de onomatopeyas, repeticiones y expresiones de la lengua oral, hace que los cuentos folklóricos constituyan una excelente materia narrativa.
Por el hecho de ser patrimonio de todos, tenemos la libertad de recrearlos, ya sea variando alguna de sus partes, condensándolos, alargándolos, corrigiendo su lenguaje, etc.
Muchos cuentos literarios (esto es, aquellos a los que puede atribuírseles un autor determinado) se adecuan también perfectamente a los propósitos de la narración. No obstante, por lo común habrá que trasladar sus textos al estilo directo, eliminar ciertos párrafos eminentemente descriptivos, simplificar el lenguaje, que suele ser rico en comparación con el utilizado corrientemente, introducir frases de apertura y de cierre, etc. O sea, otorgarles algunas de las características formales de los cuentos populares.
No debe olvidarse -empero- que siempre es preferible una correcta lectura en voz alta antes que una narración deficiente.
En el caso en que se lea, es importante mantener -durante la lectura- tanto contacto visual con los niños oyentes como sea posible, sin temer las interrupciones que hacen con frecuencia cuando piden que les repita un pasaje o se les explique el significado de algún termino cuya comprensión no alcanzan.
A pesar de que existen definidas diferencias entre las necesidades e intereses y la capacidad de recepción de los preescolares y los chicos de los primeros grados de la escuela primaria, cualquiera de los textos aquí reunidos puede ser narrado a los chiquitos de cuatro y cinco años, o sea leído primeramente por el adulto para si y transmitido oralmente luego. Pero no todos se prestan para ser leídos en forma directa a los mas chiquitos.
De todos modos, no es posible clasificar con demasiado rigor el material narrativo encasillándolo con exclusividad para determinada etapa evolutiva, ya que, - a pesar de estar comprendido en ciertas generales de sus leyes-, cada niño es un individuo, -y como tal- también responde a características de personalidad que le son propias y de las que ha de depender su acaso temprana elección de un cuento que el antólogo supuso adecuado para los mayorcitos, o la tardía preferencia por otro que tal vez fuera escogido para los mas pequeños.

Extractos de "Antología del Cuento Infantil"
Elsa Bornemann